Cómo lavar mi moto

Revisar y limpiar tu moto regularmente te ayudará a que se conserve en mejor estado y tenga mejor aspecto. La frecuencia y el tipo de limpieza que necesita depende de cuánto la uses y el tipo de carreteras o caminos que frecuentas. Además, optar por llevarla a limpiar a un lavadero de coches no es recomendable: los chorros a presión que se usan en ese tipo de establecimientos pueden dañar las piezas importantes que en la moto quedan expuestas. Por ello, lavarla tú mismo es, aparte de más barato, más seguro.

Antes de ponerte manos a la obra, es aconsejable que le eches un ojo al manual o guía de usuario. Si no lo tienes porque es una moto de segunda mano, intenta descargarlo de Internet, ya que este documento suele incluir instrucciones prácticas sobre cómo limpiar y los productos más adecuados según el fabricante.

Deberías comenzar la limpieza preparando todos los utensilios y productos que vayas a utilizar: un jabón especial para la moto, paños de algodón para frotar, un rociador o manguera con agua y una esponja o un cepillo para frotar la carrocería. Además, si la limpieza va a ser a fondo, necesitarás un limpiador para cristal y plástico, y un producto especial para cuero o para el tipo de material con el que esté fabricado tu asiento.

Es recomendable que, si usas la moto diariamente, hagas pequeños trabajos de limpieza todos los días para evitar que se llene de mugre y barro. Puedes pasar un paño húmedo para quitarle el polvo como parte de tu rutina diaria, aunque deber tener cuidado: las partículas pueden rallar la superficie, así que frótala suavemente y evita usar toallas de papel, que también pueden provocar ralladuras.

Con este pequeño gesto, evitarás que la suciedad se endurezca y se adhiera firmemente a la carrocería, haciendo que la limpieza sea más complicada.

Intenta lavar la moto en un área sombreada, ya que si empiezas tu jornada de limpieza al sol, puede que los productos de limpieza como el jabón se sequen antes de que puedas retirarlos bien, dejando esas horribles marcas blancas de detergente.

Además, si quieres evitar quemarte tú mismo, asegúrate de que antes de empezar el motor se haya enfriado si la has usado ese mismo día.

El primer paso es rociar tu moto con el agua de tu manguera o spray. Después, usa un paño o bayeta empapada con un producto especial para la limpieza de motos disuelto en agua. Mientras extiendes el producto, hazlo con cuidado en el área del motor para evitar cortocircuitos en el sistema de encendido.

Para llegar a las zonas más pequeñas e inaccesibles, puedes usar un cepillo de dientes con las cerdas suaves. Vuelve a usar la manguera para aclarar la superficie si usar mucha presión.

Después del lavado, sécala con un paño de algodón o con una toalla que no desprenda muchas fibras. No dejes que el agua se seque sola, ya que dejará marcas que empobrecerán el resultado.

También puedes usar aire comprimido o una pequeña aspiradora para absorber la humedad de las zonas más difíciles de alcanzar.

Cuando la superficie ya está limpia, puedes encerar todas las áreas pintadas de la moto, y limpiar los asientos con un producto adecuado. Además, no te olvides de lubricar con aceite especial las cadenas y otras piezas externas del motor, que pueden quedar resecas después de la limpieza.

Si no vas a usar la moto en un largo periodo de tiempo será mejor que la tengas tapada para evitar que se acumule suciedad y el proceso de limpieza sea aún más tedioso.

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Consejos

• Lava la moto en un área sombreada para evitar que el jabón se seque y deje manchas
• Antes de empezar, asegúrate de que el motor está frío
• No te olvides de engrasar la cadena y otras piezas cuando termine
• Si no va a usar la moto, guárdela tapada para evitar que acumule suciedad